Transgénicos

Desde muy antiguamente hemos desarrollado técnicas para la modificación genética de los organismos, seleccionando cruces o hibridando diferentes razas o variedades; se utilizaban para ello, y se siguen utilizando, animales o vegetales de la misma o de especies muy cercanas, no tenemos más que observar nuestros productos agrícolas y compararlos con las especies naturales de las que proceden. Si te apetece también puedes mirar al perro que tengas más cerca.

La novedad de los transgénicos está en que utilizamos segmentos de ADN de un virus o de un ser vivo (desde una bacteria hasta de un ser humano) para introducirlo en el material genético de otro. Existen diferentes técnicas y las posibilidades y objetivos son muy variados. Habrás oído más últimamente de su uso en la agricultura, pero te propongo que veas esta animación de la página de Consumer en la que se explica con detalle para el caso de la obtención de animales transgénicos.

En el caso de los vegetales, habrás escuchado hablar de la soja, el maíz o el algodón como los cultivos más utilizados; el principal objetivo es obtener variedades resistentes a plagas. Los países donde más se ha generalizado su uso los encontramos en América (EE UU, Canadá y Argentina) y Asia (China). En Europa estamos aún algo lejos, aunque en España están bastante desarrollados (53.000 hectáreas de maíz), precisamente esta semana la Organización  «Amigos de la Tierra» ha denunciado la existencia de presiones estadounidenses para incentivar el desarrollo de estos cultivos en nuestro continente.

Hablar de ventajas e inconvenientes de estos productos, teniendo en cuenta que existen centenares de ellos, no es fácil, ya que se tiende a generalizar al hacerlo; realmente habrá que evaluar cada uno de ellos por separado. A pesar de esto podemos hacer un balance general de ventajas e inconvenientes:

Ventajas e inconvenientes

Comencemos por las primeras:

  • El uso de especies modificadas genéticamente resistentes a plagas (de forma selectiva) reducirá el uso de plaguicidas (que actúan tanto sobre especies dañinas como beneficiosas).
  • Se obtiene un mayor rendimiento al conseguir especies más grandes o que desarrollan más sus partes comestibles.
  • Disminución de las labores de labranza, con lo que la erosión del suelo disminuye.
  • Se pueden obtener especies con menos necesidades, por ejemplo plantas que necesiten menos agua o se adapten mejor al frío.
  • Se habla de paliar a nivel mundial el hambre y la desnutrición, con la posibilidad de obtener alimentos con mejores características nutricionales (más vitaminas o menos grasas).
  • Retraso en la maduración y aumento de la durabilidad de los alimentos.

Frente a estas ventajas, existen críticas y visiones menos optimistas sobre este tema:

  • En general se critica la falta de una investigación más seria sobre sus posibles efectos, como pueden ser la aparición de alergias o nuevos tóxicos.
  • Al utilizarse genes que producen resistencia no sólo a herbicidas sino también a los antibióticos, éstos podrían pasar a bacterias que se harían resistentes a los mismos.
  • Contaminación de las plantas naturales por transporte de semillas modificadas.
  • Las malas hierbas podrían hacerse también resistentes a los herbicidas, que se usan en grandes cantidades.
  • Las plantas transgénicas con efectos insecticidas pueden afectar a especies de  beneficiosas.
  • El control del mercado (el 90% de los transgénicos está en manos de Monsanto) puede pasar a unas pocas empresas que poseen las patentes de estos cultivos.

Pienso que con esto podemos empezar a formarnos una opinión propia… ¿Tú que dices?

Si te interesa profundizar en el tema, puedes ver el especial infográfico de Consumer donde podrás ver otras cuatro animaciones, además de la mencionada al comienzo de esta entrada, con diferentes aspectos de la cuestión.

Grasas "trans"

Se habla mucho en los últimos tiempos de este tipo de grasas; vamos a intentar aclarar en qué consiste y cuales son sus problemas.

Hagamos algo de historia: entre las décadas de los años 80 y 90, la preocupación por la ingesta de colesterol llevó a generalizar el uso de una tecnología que consistía en transformar los aceites vegetales en grasas sólidas; así surgió la margarina 100% vegetal. Un producto sin colesterol, una molécula que encontramos en los alimentos de origen animal. Se asoció la ingesta de la margarina con una mejora en la alimentación y con la reducción de las enfermedades cardiovasculares. El consumidor, acostumbrado a ingerir mantequilla, prefería tomar un producto sólido (margarina) a un aceite (líquido).

En esencia, el mencionado proceso tecnológico consiste en romper los ácidos grasos poli-insaturados existentes en muchas grasas vegetales: la presentación de una grasa, su aspecto a temperatura ambiente, depende de su grado de insaturación. Cuanto más insaturada sea una grasa más líquida aparecerá y cuanto más saturada, más sólida y compacta la apreciaremos; si rompemos los dobles enlaces, haremos más sólida la grasa. Al romperse estos, muchos de los que quedan cambian de forma y pasan de un aspecto cis a otro trans: los ácidos grasos, componentes de las grasas, no se pliegan y quedan con un aspecto muy parecido a los saturados. Queda alterada la molécula en una pequeña proporción, ajena al organismo humano, con comportamientos aún no del todo conocidos y efectos muy negativos en nuestra salud: aumento del colesterol y de las enfermedades cardiovasculares. Ya estamos comenzando a conocer otros problemas que se están investigando actualmente; por ejemplo también pueden retrasar el crecimiento y la maduración del cerebro, ten en cuenta que las grasas son esenciales, forman parte de la membrana de las células, y la presencia de las mismas puede llevar al organismo a formar paredes celulares defectuosas.

La incorporación de este tipo de grasas hace que aumente la vida útil de los productos en los que se emplea este proceso, potencia su sabor y mejora su textura. Además, la adición de grasas hidrogenadas a los productos abarata los costes. Evitar las grasas trans es difícil, ya que forman parte de muchos alimentos; encontrarás en las etiquetas «grasas hidrogenadas» o «parcialmente hidrogenadas», eso te dará la pista. Se encuentran con frecuencia en aperitivos salados (palomitas o fritos), productos precocinados (empanadillas, croquetas, pastas o pizzas), galletas, margarinas y bollería industrial. Si consumes muchos de estos alimentos, debes mirar más las etiquetas. El problema es abusar de ellas, un consumo moderado no generará problemas en tu salud.

( Fuente: adaptado de la página web de Consumer)

Algunas bacterias buenas

Se calcula que en el cuerpo humano hay alrededor de ¡cien billones! de células, pero cuidado: más del 90% son bacterias de nuestro intestino grueso. Lógicamente son mucho más pequeñas que las nuestras. Recientes investigaciones han puesto de manifiesto que el equilibrio entre estos millones de bacterias es muy importante para nuestra salud, y que el tipo de alimentos que ingerimos es determinante para conseguir este equilibrio entre bacterias beneficiosas (la inmensa mayoría) y perjudiciales. Una mala dieta o un tratamiento de antibióticos pueden romperlo y generar problemas.
�ltimamente se está relacionando, por ejemplo, el colon irritable con este equilibrio bacteriano: el descenso en el número de bacterias beneficiosas puede provocar el aumento de otras dañinas, lo que dispararía la respuesta del sistema inmunitario del cuerpo dando lugar a la inflamación; algunas investigaciones en ratones así lo han puesto de manifiesto.
El 75% de las bacterias que viven en nuestro intestino grueso no han sido todavía identificadas, su identificación es difícil pues no sobreviven fuera de su medio. Sí hemos conseguido conocer que uno de los elementos que fomentan el crecimiento de las llamadas buenas son los llamados fruto-oligo-sacáridos (FOS), que no se digieren y llegan intactos al intestino grueso sirviendo de alimento a las bacterias; los alimentos ricos en FOS son la cebolla, el puerro, el plátano, la manzana, el espárrago, la achicoria, el ajo, la alcachofa, el trigo, la cebada y el centeno. Cuatro gramos diarios de FOS son suficientes para que se desarrollen las bacterias beneficiosas, que mantienen a raya a las patógenas. También se pueden ingerir éstas en los yogures que tanto se publicitan, pero, en este caso, la mayor parte de las mismas no llegan al intestino pues no resisten el proceso de la digestión; estos lactobacillus o bífidobacterias se han relacionado con un papel positivo sobre el sistema defensivo evitando además las alergias alimenatrias.

Ã?ste no es el único papel importante que juegan las bacterias en nuestras vidas. De su función ecológica, industrial, medicinal… seguiremos informando.

Azúcares y edulcorantes

Los glúcidos constituyen nuestro principal combustible energético; de una forma sencilla podemos hacer una clasificación en almidones (los encontramos en los cereales o las patatas) y azúcares (en frutas y alimentos dulces). El azúcar que consumes normalmente en casa se extrae de la remolacha o de la caña de azúcar, pero no es el único, otros muy abundantes son la fructosa (el azúcar de las frutas y de la miel), la lactosa (en la leche) o la maltosa (o azúcar de malta que se obtiene principalmente de la cebada), entre otros. Constituyen una parte muy importante de nuestra dieta, indispensable para la actividad cerebral o la muscular.

¿En qué cantidad se debe ingerir el azúcar? No es fácil de responder; en una persona sin problemas puede rondar entre 30 y 50 gramos diarios, teniendo en cuenta que forma parte de muchos alimentos, aunque también es importante la frecuencia con que se tome. Cada gramo aporta 4 calorías, menos de la mitad de lo que aportan las grasas. También es verdad que el azúcar en cantidad excesiva puede ser peligrosa porque desajusta los delicados mecanismos de regulación que permiten almacenar y â??quemarâ? los azúcares simples, además puede acarrear otros problemas.

Para algunos científicos, el azúcar debería considerarse una «sustancia adictiva», sin embargo la falta de una comprobación científica hace que el acuerdo sobre esta cuestión aún no se haya alcanzado. Sí se ha demostrado que el consumo de azúcar estimula la liberación de endorfinas relacionadas con una grata sensación de bienestar, de ahí que algunas personas se sientan especialmente atraídas por los dulces.

Los edulcorantes no calóricos o bajos en calorías son sustancias que derivan o no del azúcar y que aportan muy pocas o ninguna caloría, endulzando los alimentos. No se puede considerar estrictamente necesario su uso en personas sanas, por las razones que hemos dado antes respecto a la función de los azúcares en el cuerpo humano. Incluso algunos de ellos, como el sorbitol, pueden dar lugar a diarreas si se ingieren de forma excesiva, ¿no te suena su nombra de los chicles?

Entre los edulcorantes más utilizados existen distintas clases, con grandes diferencias entre unos y otros, y pueden ser tanto derivados del azúcar como sucedáneos elaborados a partir de modificaciones en los componentes naturales.

Diversos estudios aseguran que el consumo de azúcar no tiene una relación directa con el aumento de peso. En un estudio, financiado por la Unión Europea, en el que participaron 400 voluntarios con sobrepeso procedentes de cinco países (Dinamarca, Holanda, Reino Unido, Alemania y España), se analizaron las dietas de los participantes para determinar quiénes consumían un exceso de grasa y quienes un exceso de hidratos de carbono, se dividió a los voluntarios en tres grupos y se estudiaron las consecuencias de reducir el consumo de grasas y sustituirlo por el de carbohidratos -en dos de los tres grupos-, mientras que el resto mantuvo sus pautas de alimentación. Los resultados preliminares demostraron que los dos grupos que aumentaron el consumo de azúcar e hidratos de carbono y redujeron el de grasa perdieron entre 1 y 2 kilogramos durante los seis meses que se prolongó el proyecto.

Sin embargo cada día nos bombardean más con productos light (al menos deben tener un 30% menos de calorías que los originales) para perder peso, aunque esto sólo se consigue si se combinan con una dieta baja en calorías, sana y equilibrada, y una actividad física regular.

Un niño liberado de la fibrosis quística

Se ha conseguido en nuestro país que nazca un niño sano de una pareja en la que ambos son portadores de la fibrosis quística. Es una enfermedad muy grave, con efectos sobre los pulmones y la absorción de nutrientes por parte del páncreas.

El nacimiento de este niño se produjo el pasado 1 de febrero en Valencia,  y ha sido posible gracias a la colaboración del Centro Médico de Reproducción Asistida (CREA) y la Unidad de Genética Reproductiva de Sistemas Genómicos. El método utilizado consiste en detectar las mutaciones más pequeñas posibles en la cadena del ADN, conocidas como mutaciones puntuales, causa de muchas enfermedades genéticas. Se combinan técnicas de análisis mutacional asistido por ordenador y visualización computerizada de mutaciones concretas. La principal novedad es que permite «trabajar con ADN de una sola célula procedente del embrión en estadio de ocho células», según fuentes de los citados centros.

Se trata de una nueva técnica (minisecuenciación) con la que va a poderse analizar cualquier enfermedad de base genética conocida en los embriones, y es enormemente sensible y muy específica, con una gran capacidad diagnóstica.

Este año está previsto que nazca el primer niño sano de una madre afectada de osteogénesis imperfecta (enfermedad de los «huesos de cristal») mediante el empleo de esta misma técnica.

Demasiada agua

Hace poco tiempo nos sorprendió la noticia de la muerte de una mujer que participaba en un concurso consistente básicamente en beber agua y aguantar el mayor tiempo posible la orina. Rara vez ocurre pero es posible que la ingestión en exceso dé lugar a una inflamación del cerebro, el cual podría tener problemas para regular funciones normales y causar la muerte.

En condiciones normales son la orina y el sudor los que se encargan de eliminar el exceso de agua y controlar los niveles de algunos componentes de la sangre, como el sodio, el cloro o el potasio, que tiene un importante papel el la actividad muscular y cardiaca. Si no se elimina el exceso, estos elementos quedan diluidos tanto en la sangre como, después, en el interior de las células. A partir de aquí pueden sobrevenir problemas cerebrales, cardiacos, musculares, etc.