Realizar diferentes medidas y tomar fotografías de la atmósfera con una cámara digital normalita, elevándola hasta más de 30 kilómetros, ha sido la tarea que con éxito llevaron acabo cuatro estudiantes de Girona y que conocimos hace algún tiempo gracias a un reportaje del diario EP titulado Del instituto a la estratosfera. Allí podemos conocer toda la historia de la sonda meteorológica MeteotekO8; si quieres además acceder al blog donde ellos mismos relatan detalladamente todo el proceso y ver incluso un vídeo del lanzamiento, entra aquí.
Climatología
Junior Raindrop
Metidos de lleno en la web 2.0 y esperando ya la inminente llegada del nuevo Mesías en forma de 3.0, me apetece regresar al año 1948, cuando ya se hacían recursos educativos como éste:
Golpe de calor
Ya habrás observado que nuestro cuerpo, para mantener en unos límites nuestra temperatura corporal, pone en marcha una serie de «defensas naturales» cuando el calor arrecia, lo podemos observar fácilmente en estos días. Se ponen en marcha mecanismos de refrigeración y de disipación del calor, como son el aumento de las frecuencias respiratoria y cardiaca y de la circulación sanguínea en la piel, y el evidente incremento de la sudoración. Además de estos mecanismos, también el sentido común es importante.
Todo el mundo puede verse afectado de forma leve cuando se producen estas subidas de temperatura. Las situaciones pueden ser más preocupantes cuando se produce el llamado colapso por calor: se produce un fallo en los mencionados mecanismos cardio-circulatorios de adaptación al calor, pero el centro regulador de nuestro encéfalo mantiene el control de la situación. Aparecen síntomas más importantes (cansancio, dolor de cabeza, mareo, vómitos), incluso se puede llegar hasta la pérdida de coordinación muscular y de la consciencia. A pesar de ello, la temperatura corporal se mantiene más o menos constante. ¿Qué se debe hacer en estos casos? Colocar a la persona afectada en un lugar fresco será lo primero, en posición tumbada y boca arriba levemente incorporada, aplicar paños de agua fría y darle agua; es aconsejable también una visita médica.
Si no se remedia la situación anterior a tiempo, puede acabar en el llamado golpe de calor. La desviación del flujo sanguíneo hacia la piel es tan intenso que se compromete el riego de otros órganos, como el cerebro. En un determinado momento el cuerpo debe elegir entre seguir refrigerando el cuerpo mandando sangre a la periferia o atender las necesidades de los órganos vitales; lo segundo se hace imprescindible y cesan los mecanismos de enfriamiento, el cuerpo deja de sudar, éste es un síntoma del comienzo de un proceso que puede ser muy grave. La temperatura corporal se elevará por encima de los 39-40 ºC, se puede perder la consciencia y entrar en coma. El 25% de los afectados evolucionarán hasta un fallo multiorgánico.
El siguiente infograma de Consumer te lo muestra de forma gráfica:
Rayos, truenos y relámpagos (en la feria)
Si estás en la feria en estos momentos lo vas a observar y a escuchar, aunque no creo que puedas leer esto.
Los cristales de hielo que hay en la parte superior de las grandes nubes en forma de cúpula (cumulonimbos) rozan continuamente, generando así una carga estática que se va acumulando hasta que se libera de forma violenta dando lugar a un rayo. En un cumulonimbo, los diminutos cristales de hielo son empujados hacia arriba por movimientos ascendentes de aire y se cargan positivamente, acabarán flotando en la parte superior de la nube, mientras que las partículas de hielo más grandes se cargan negativamente y caen al fondo. Esta diferencia de carga generará las descargas que conocemos como rayos.
Fenómenos similares de electrización ocurren en otras situaciones más domésticas, por ejemplo cuando nos peinamos. Incluso algunas personas que han acumulado electricidad estática pueden hacernos padecer pequeñas descargas cuando las tocamos.
Volviendo al rayo, a pesar de que el aire se comporta como aislante, pueden abrirse canales para estas grandes descargas. Son tan grandes las mismas que pueden calentar el aire circundante, convirtiéndose en un fenómenos luminoso muy intenso que conocemos como relámpago y, además, haciendo que se expanda ese mencionado aire circundante, dando lugar a lo que llamamos trueno.